Ante todo dar las gracias a nuestro amigo Ancor Jorge Dorta (si pulsas en el nombre se abre su facebook) autor de esta interesante entrada.
Pero había un problema con el libro. Su obra se divide en dos partes, primero un Retrato del Colonizador y luego un Retrato del Colonizado. Mientras que se podía encontrar fácilmente en castellano el Retrato del Colonizado, es decir el retrato de la victima, el Retrato del Colonizador no lo encontré por ninguna parte. Así que me descargué el libro en ingles.

Leyendo el Retrato del Colonizador el canario irá descubriendo lugares, situaciones, actitudes y personajes que le resultaran familiares. El godo, el infragodo, el canario asimilado, el empresario local, el funcionario español o la mediocridad de los gobernantes de la colonia por nombrar algunos pocos tienen su paralelismo en los retratos psicológicos que Memmi va pintando; el colonizador que acepta serlo, el colonizado asimilado o las caracteristicas con las que define a la élite gobernante en la colonia.
Les pongo un ejemplo, lean el siguiente párrafo y díganme si no les suena familiar, si pueden evitar pensar en los políticos y gobernantes en Canarias, ya sean de un partido u otro.
La incoherencia entre el prestigio, las pretensiones y las responsabilidades de un colonialista, junto con la disparidad entre su verdadera capacidad y los resultados de su trabajo, es demasiado grande. Al acercarse a una sociedad colonial, uno no puede dejar de esperar encontrarse con una élite, o al menos una selección de los mejores técnicos, los más eficientes y los más fiables. Casi en todas partes, las personas que ocupan, por derecho o de hecho, los altos cargos, lo saben y reclaman estima y honor debido a esto. La sociedad de los colonizadores pretende ser una sociedad de gestión y trabaja duro para darle esa apariencia. Las recepciones de delegados de la madre patria son más parecidos a los otorgados a un jefe de estado. El viaje menos significativo implica una serie de petardeo imperioso y sirenas de motociclistas. No reparan en gastos para causar una buena impresión en el colonizado, el extranjero y, posiblemente, en el propio colonizador.
Al examinar la situación más de cerca, uno generalmente encuentra sólo a los hombres de baja talla más allá de la pompa o el simple orgullo del pequeño colonizador. Sin prácticamente ningún conocimiento de la historia, los políticos que tienen la tarea de dar forma a la historia, siempre son sorprendidos o incapaces de prever los eventos. Los especialistas responsables del futuro técnico del país resultan ser unos técnicos obsoletos, ya que están libres de toda competencia. En lo que se refiere a los administradores, la negligencia y la indigencia de la gestión colonial son bien conocidos. Debe decirse en verdad que una mejor gestión de la colonia casi no forma parte de los propósitos de la colonización
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Albert Memmi |
Aquí te puedes descargar el prefacio e introducción
Aquí te puedes descargar la primera parte del libro Retrato del Colonizador
Aquí te puedes descargar las conclusiones
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